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viernes, 24 de diciembre de 2010

NO LO ACEPTARÍAN

La posición de la oficialidad catalana, que no los catalanes, es de separarse de España. Al menos es lo que dicen, aunque habría que verlo.
Con la ley en la mano no pueden, y eso ellos lo saben, por eso no dejan de repetir hasta el hastío su canción de víctimas de la opresión española. Saben que no es cierto, pero, al igual que el aceite mancha por donde pasa, su música victimista va calando en la población y no son pocos los que están convencidos hasta del odio que sienten los españoles por ellos. (Se entiende por esos de Madrit, claro).
¿Qué se puede hacer contra esa constante aflicción? Lo más sensato sería hacer un referendum en Cataluña con la previa aceptación de los resultados. Pero como la oficialidad no acepta lo que no le gusta, estaríamos otra vez en lo mismo.
¿Implantar la ley marcial, o de alarma? No es recomendable, porque sería el inicio de un enfrentamiento de resultados imprevisibles, y derramar una sola gota de sangre no merece la pena.
¿Entonces? Tal vez una solución es darles lo que piden: la separación. ¿Por qué no?
Eso sí, con todas las consecuencias. Y así descansaríamos.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

LOS POLÍTICOS

Con ciertos signos de alarma, oigo decir que la clase política se ha distanciado del pueblo. Como si eso fuera algo nuevo.
Llevamos muchos años inmersos en esa tónica. Los políticos hacen su carrera, que es lo que a ellos les preocupa, y el pueblo, ¡ay, el pueblo!, éste intenta sobrevivir a pesar de los políticos.
Lo que me asombra es que a estas alturas alguien se rasgue las vestiduras por esa brecha entre gobernadores y gobernados. Porque la cosa viene de antiguo.
Era así en el régimen anterior, como es propio de una dictadura. Pero no creamos por eso que fuera Franco el inventor de tal desmembración, porque el mal nos viene de mucho antes.
Así fue también durante la dictadura de Primo de Rivera, sí, aquella en que se hizo famosa la ley de fuga. Pobre del que se cruzaba y le echaban el mal de ojo, pero dejemos eso, que estábamos en el desconocimiento que tienen los de arriba de los de abajo.
Si nos remontamos a la época de Sagasta, ¡Uf! El abismo era aún mayor. La mayor parte del pueblo ni sabía quién les gobernaba, ni mucho que les importaba. Bastante tenían en qué ocuparse para no desfallecer ante la adversidad.
Y si vamos retrocediendo en el tiempo hasta la época de la Inquisición y mucho más allá, a tenor de las crónicas que han llegado hasta nuestros días, la relación entre los dirigentes, que entonces más que dirigente eran prepotentes, nunca fue cordial, sino todo lo contrario.
O sea, que no hay que asombrarse de que los políticos se desentiendan de sus vasallos, que los pobres bastante tienen que bregar para sacar su carrera adelante.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

EL PROGRESO

Los políticos nos aleccionan a seguir esforzándonos como colaboración a las políticas progresistas.

No entiendo en qué consiste ese progreso si con ello nos recortan los salarios, nos recortan libertades, menguan los puestos de trabajo, suben los precios de los servicios básicos, todos esos que sin ellos sería como vivir en la miseria, y todo eso, vaya por Dios, en nombre del progreso.

Oiga, me parece muy bien eso del progreso, pero créame, prefiero otro sistema de gobierno que no desee progresar tanto, sin con ello mengua el paro, los salarios crecen sin perder poder adquisitivo, si el gobierno no se inmiscuye en mi vida privada, y que no quiera jugar un papel paternalista que me impida vivir a mi aire.

No importa mucho cómo se llame ese otro gobierno, pero, ¿qué más da si con ello conseguimos vivir tranquilos y con ilusión en el futuro?

domingo, 5 de diciembre de 2010

MEZCLAR IDIOMAS

Nos hemos acostumbrado a oír palabras, cuando no frases completas en inglés que, al parecer, ya no nos sorprende a nadie la mezcolanza, por no decir la decadencia del idioma, lamentablemente.
En parte es el resultado de nuestro proceder de los últimos años que, pese a que no hacemos más que criticar y menospreciar constantemente a EEUU, enviamos allí a nuestros vástagos a que aprendan su cultura y naturalmente su idioma, y cuando regresan, unos con la lección aprendida y otros no tanto, les falta el tiempo para mostrar sus conocimientos.
De muchos de estos últimos se podría decir aquello de: "dime de qué presumes y..." porque aparte de repetir insistentemente el obligado "okey" o colocar de vez en cuando alguna palabra como "missing" o similar, poco más podrían aportar, pero, claro, con ello se sienten puestos al día, convencidos de que también los demás les consideran muy avanzados y cultos, que es lo que importa.
A mí me chirrían los oídos cuando oigo hablar así, pero como estamos en la era de la autopromoción, comprendo que la gente que siente la imperiosa necesidad de mostrar lo que posee, le resulte difícil resistirse.

jueves, 2 de diciembre de 2010

EL GOTEO DE LAS PÉRDIDAS

Hace ahora unos doscientos años las provincias de ultramar comenzaron a desligarse de la corona de España, cuando los gobernantes, indolentes, preocupados en su propia existencia, lo asumieron como mal menor. Eso sí, con muchas lamentaciones y echando la culpa a terceros.
Cien años más tarde se repetía la situación y España era obligada a dejar el Caribe y Oceanía, mientras el gobierno español andaba a la greña con sus adversarios, echándose los trastos a la cabeza y dejando aquellas provincias a la suerte de Dios.
El siglo XX se caracterizó con un goteo constante de pérdidas de las provincias que todavía manteníamos en África, mientras los gobiernos de la época andaban más ocupados en su propia promoción que otra cosa.
Entre tanto, actualmente, los gobiernos de España, siguiendo la tradición, andan a la greña con la oposición, siguen ocupándose se sus propios intereses, mientras las dos últimas provincias españolas en el norte de África peligran de ser absorbidas por el país que las reclama, ante la desidia de nuestros gobernantes.
Siguiendo la trayectoria es fácil aventurar sin riesgo a equivocarse, que estas dos provincias pronto dejarán de ser España.
Y lo peor, a no tardar, no solamente las Canarias estarán en la cuerda floja, sino que el sur de España comenzará a peligrar, mientras nuestros gobernantes seguirán a la greña entre ellos, nos entretendrán con esos interesantes programas de televisión que nos ofrecen y, como dicta la tradición, no cesarán en sus esfuerzos por alimentar sus panzas.